Gracias Señor por los alimentos que me das, cuando otros apenas tienen

Padre de todos, Señor de la abundancia:

Buscándote estoy a cada momento mi Dios, en todo lo que hago y en todo aquello que por costumbre realizo sin tenerlo previamente pensado. Pero, más que todo, he de tenerte siempre presente al momento de compartir el pan, de participar de la comida por la mañana, tarde o noche.

Hoy te doy las gracias por los alimentos que me das.

Todo viene de ti Señor, mi Dios. Lo que menos quisiera, es que mi ingratitud me llevase a ignorar que aquello que me llevo a la boca, que alimenta mi cuerpo y espíritu, es realmente gracias a ti, a tu potestad, y a tu bondad, pues todo esto proviene de ti.

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Pueden surgir días de tremendas y profundas necesidades, pero siempre he de agradecerte el sentido de humanidad y solidaridad, pues por mal que esté siempre me puedo alimentar. Por ello te pido, que permitas que de manera prudente, todos aquellos que están abandonados y pasando hambre, puedan verse agraciados  por tu bondad para con ellos, reflejado en alguien que se les acerque con los alimentos necesarios para que no sigan pasando por esas tristes penurias y tengan algo que llevar a su estómago vacío.

Sáciame Señor, a modo de permanente alimento, de aquello que pueda ser lo más vital para que pueda estrechar una mano de ayuda quien realmente lo necesite. Sácialos a ellos, aunque sea con lo más básico, para que de aquella forma puedan percibir tu grandeza y puedan volver a tener fe en ti, a modo de que se den cuenta que aquello con lo cual se saciaron temporalmente es lo que tanto necesitaron. Y que así, humildemente puedan acercarse a ti para agradecerte con unas palabras, aunque silenciosas. Concédenos ser de ayuda, no prejuiciosos, y con un corazón para el necesitado, para que así podamos volver al principio de humanidad en el cual todos necesitamos estar.

Todo sea para honra tuya y para dicha nuestra…

Amén.

© Autor: Shoshan

Categorías Alimento

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