Me siento solo en todo cuanto hago, escucha mi oración, Señor

Padre nuestro, dueño de todo, hasta de mi soledad:

Mi oración no podía ser más desesperada esta noche, estas últimas horas de desvelo las he agotado entre llantos y lágrimas que parece imposibles de acabar.

Pero sé que estás aquí, y eso me anima.

Sabes de la sencillez y humildad que pongo en todo lo que hago. Sabes del esfuerzo que siempre doy por realizar las cosas de la mejor forma que puedo. Sabes de la conciencia y del empeño para desenvolverme en mis quehaceres diarios. Pero también sabes de las incontables veces en las que me he sentido solo, sin nadie que lo notara y sobre todo, sin nadie quien me ayudara.

Perdón te pido por esto último, porque sólo bastaba recordarme que aunque me sienta en la más completa soledad en mis actividades, sabría que tú siempre estabas ahí, conmigo. Sin embargo Padre mío, reconozco que a veces necesito que no recuerdes que siempre has estado ahí conmigo, como mi propia sombra, como la luz de mis mañanas, como el aliento que me despierta cada día, como la alegría sentida en mi corazón.

La mente tiene una inmensa fortaleza, pero el cuerpo, al final es sólo carne con una capacidad física limitada. Es por eso que te pido que cuando el cansancio me pida a gritos abandonarlo todo, tú me des la necesaria paz, confianza y fe para relajarme, y que de este modo pueda encarar de un modo más digno todo lo que hago, para luego quedar con la satisfacción y la dicha del deber cumplido.

Sé que cada mañana me acompañas, mi Dios. Permíteme acompañarte también, y así sentir seguridad, sabiendo que estás pendiente de mis pasos mientras sigo construyendo mi camino con voluntad y fortaleza, intentando no defraudarte, porque a ti no te gustaría vernos derrotados cuando nos has provisto de todo para salir siempre victoriosos.

Que esta nueva mañana sea para salir siempre adelante con tu ayuda…
En tú nombre Señor Jesús.

Amén.

© Autor: Shoshan.

 

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